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Política

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Sobre Desafección y Sentido Genuino de la Política

Por Prof. Danny Monsálvez Araneda *
Días atrás apareció una encuesta que reiteraba la desafección de los chilenos con la política. Nada nuevo, más bien aquello es el resultado del desprestigio en el cual ha caído la política, que en el fondo no es otra cosa que la tendencia a la despolitización, desideologización de la sociedad, de sus discursos y prácticas, y por otro lado, una concepción (equivocada) que  se tiene de la política, al pensar que esta es igual o se circunscribe sólo al juego «institucional.
Al respecto, la política dice relación como señala Norbert Lechner con la conflictiva construcción de un orden deseado, en el cual un papel fundamental lo constituye la facultad del pensar y hacer colectivo; es decir, como apunta Zygmunt Bauman siguiendo a Castoriadis, la libertad individual solo puede ser conseguida y garantizada a través de un trabajo colectivo.
Lo anterior implica entender que la política esta directamente relacionada con la construcción de sociedad; para aquello, los sujetos requieren preguntarse sobre lo por construir (proyectual). En otras palabras y siguiendo a Tomas Moulian, la política es un campo de luchas y disputas sobre la configuración y constitución de los ordenes sociales y usos del poder, de ahí la importancia de las ideologías (las no excluyentes) las cuales permiten la racionalización de los conflictos para transformarlos en poder puro, es decir, en conflictos trascendentales que tienen que ver con ideas y proyectos de sociedad.
Por ello, la construcción de una sociedad implica intervenir sobre su propio desarrollo y aquello dependerá de la (auto) imagen que se tenga de sí misma; es decir y retomando a Lechner: “solo una sociedad que disponga de una imagen fuerte del nosotros como actor colectivo, se siente en poder de decidir la marcha del país”. De ahí que una de las tareas de la política sea acoger las esperanzas, molestias, inquietudes de los sujetos. En otras palabras, una sociedad que no se cuestiona, que no dialoga del sentido (proyectual) que pretende tener la convivencia actual, esta renunciando a la política como objetivo de construir una comunidad de sujetos.
* Doctor (c) en Historia, Depto. Ciencias Históricas y Sociales, Universidad de Concepción
Columna Original publicada en El Diario de Concepción y Blog Gente De Mente 
Titulo Original :  Puntualizando la política

Chile: El paraíso de la impunidad y de la irresponsabilidad política

Por Rafael Luis Gumucio Rivas
 

En nuestro país, se podría escribir la antítesis del texto de Max Weber sobre La responsabilidad política: ante cualquier catástrofe ninguna autoridad política se hace cargo de la situación, por ejemplo, nadie ha respondido por la inseguridad en las faenas mineras, que se dan a diario en los lugares de trabajo; de la pésima calidad en las construcciones de viviendas sociales, derrumbadas por el terremoto, el Serviu no asume ninguna responsabilidad. Ahora, con el incendio en la cárcel de San Miguel, nadie quiere responder de sus dichos y hechos que han colaborado a crear el clima de segregación, que es la causa profunda de las 81 muertes.
Hay personas que tuvieron el valor de luchar contra la histeria fascista, caracterizada por dichos desafortunados y criminales, como aquel de que “todos los delincuentes se pudran en la cárcel”, como si no fueran tan seres humanos como los autores de estas torpes frases. Esa mentalidad no está muy lejana de aquellas que niegan la existencia de los campos de concentración nazis o, en el pasado chileno sostenían que los detenidos y desaparecidos estaban veraneando en Argentina o en otro país. Son los mismos que decían que la tortura era, apenas, “un rasguño -propinado- a quienes se lo merecían”. Recuerde Ud. que el entonces ministro del Interior, José Miguel Insulza dijo algo parecido respecto a la tortura y muerte de su amigo Ruiz-Tagle.
La gente se olvida, muy fácilmente, de lo que se dijo hace apenas un año: Joaquín Lavín planteaba trancar la puerta giratoria, lo que significaba terminar con los beneficios carcelarios y, a la menor reincidencia, enviarlos al infierno penitenciario. Alberto Espina ha sido siempre el profeta y defensor de la “tolerancia Cero” y hoy lo reitera, con suma beligerancia, diciendo que no hay que tener ninguna tolerancia con los delincuentes -no sé cómo logra explicar que esto no tiene que ver con “la cárcel para todos”, hay que ser atrasado mental para tragarse semejante caramelo.
Como el tema de llamada “seguridad ciudadana” paga muy bien en las elecciones, la mayoría de los hipócritas –que sólo les interesa conservar sus curules- se dedican a incitar la mentalidad fascista respecto a la vida cotidiana, que se ha acuñado en muchos sectores de la sociedad. Ahí está la clave del éxito de políticos de derecha con relación al llamado tema de la represión de la delincuencia.
Los líderes de la Concertación no han hecho más que imitar a sus congéneres de la derecha y ha habido un verdadero concurso entre los distintos subsecretarios del Interior sobre cuál de ellos aplica más “mano dura” contra lo que llaman la delincuencia y que siempre termina en la persecución de los pobres. Este afán de querer igualarse fue una de las principales causas del por qué el pueblo los escupió expulsándolos del poder.
También los medios de comunicación de masas tienen bastante responsabilidad: ChileVisión dedica más del 70% de sus largos y aburridos noticiarios a la apología de la violencia policial contra los pobres; para qué hablar de Megavisión, cuyos programas estelares se centran en temas donde las cámaras irrumpen en las poblaciones y en las casas de los pobres, sin ningún respeto a la dignidad de las personas. Muchos de los dueños de estos canales son pechoños, que pasan su vida golpeándose el pecho. ¿Qué dirían si se filmaran escenas en los barrios de ricos, donde también se consume y trafica droga, junto a otros delitos que son protegidos por el rango de las personas?
En Chile se aplica la impunidad para el dictador Augusto Pinochet y su familia, para unos cuantos agentes de las centrales de información, que aún andan en la calle, y para qué hablar de los funcionarios civiles de la dictadura que hoy peroran como grandes republicanos. La cárcel de Punto Peuco es la única que no está sobre poblada –no sería mala idea enviar a ese recinto a unos cuantos internos de otras cárceles-.
Es necesario recordar que muy pocas personalidades han tenido el valor de oponerse a la mentalidad fascista -animada por la derecha y seguida a coro por la Concertación-, en primer lugar las iglesias, que pidieron liberar, al menos, a los presos con enfermedades terminales y a los ancianos; en segundo lugar, la Fiscal Mónica Maldonado que sigue anunciando que esta situación es una verdadera bomba de tiempo, que podría repetirse; el presidente la Corte Suprema, Milton Juica, quien dijo, valientemente que “el mensaje político del momento es que lo mejor sería que todas las personas estuvieran presas y no en libertad, y esas son las consecuencias que se provocan…”
Nuestras castas políticas no entendieron nada de estos mensajes y las cárceles siguieron siendo pabellones de la muerte. Ahora se dedican a culparse entre ellas, dando un miserable espectáculo ante la opinión pública.
En Chile se atropellan diariamente los derechos humanos: no hay ninguna política concreta de reinserción por medio de talleres de capacitación, centros de recreación, bibliotecas, y otros; el 80% de los internos actuales son hijos de presos y este círculo parece imposible de quebrar mientras no haya un cambio radical en nuestra sociedad que no vendrá por ningún motivo, de los políticos del bipolio.
El ministro de Hacienda se menea y se pavonea diciendo que Chile está en un círculo virtuoso –hoy la libra de cobre en los cuatros dólares; tenemos millones de divisas guardadas en bancos extranjeros, las empresas extranjeras que explotan nuestro cobre reclaman por el regalo que hizo el Gobierno, coludido con la Concertación, respecto al miserable incremento del royalty– decir que el Estado chileno no tiene dinero para solucionar el problema de las cárceles es una tremenda falacia. Por lo demás, los empresarios pagan muy poco impuesto y bien se les podría exigir que contribuyan a sacar este país del marasmo, respecto al trato vil hacia los pobres, en cárceles, hospitales, escuelas y en sus propias poblaciones.
Extraido de El Ciudadano

Reformas políticas: Modificaciones que usted no verá

por Ignacio Maulén
Nuestro país tiene diversos desafíos en cuanto a la calidad de su democracia. En dirección a eso, el gobierno ha anunciado un paquete de reformas políticas que se llevaría a discusión durante el próximo año. Algunas de ellas, de concretarse representarían un avance, como son la inscripción automática, el voto de chilenos en el exterior, etc.
Seguramente Sebastián Piñera anunciará estas reformas como “revolucionarias”, pero en esta columna, doy cuenta de que hay transformaciones más profundas que nuestro sistema político necesita y que por lo visto, no existe la voluntad para llevarlas a cabo.
Dentro de los primeros tópicos descartados por la reforma aparece la Defensoría del Pueblo. Para lo que no lo conocen, consiste en “un investigador independiente con autoridad para recibir denuncias de los ciudadanos, exigir cuentas al Estado por sus deficiencias y la reparación a los perjudicados por acciones gubernamentales o injustas, o por violaciones de los DD.HH.”(1). Mientras exista este vacío las personas se ven menos protegidos ante las arbitrariedades estatales. Sólo dos países en América Latina no tienen esta defensoría, el nuestro y Uruguay.
Por el contrario, el gobierno está proponiendo una unidad de gestión y control que fiscalice las políticas públicas y el avance de cada ministerio, cuando en realidad, los ciudadanos debieran ser los primeros fiscalizadores y denunciantes de las políticas cuando no funcionan o perjudican sus derechos y que mejor ejemplo que lo sucedido recientemente en la cárcel de San Miguel.
La reforma tampoco traerá consigo un cambio en el régimen político. El gobierno acumula tanto poder que el congreso parece un mero estorbo (no lo es, pero al  hacer un llamado al “flair play” para legislar ayuda a que lo parezca) sobre todo ahora que tiene minoría. Por poner un ejemplo que congracie con nuestra elite, el presidente de los Estados Unidos tiene bastantes limitaciones al momento de legislar. No puede emitir decretos, los temas exclusivos en los que puede legislar se ven limitados, no tiene posibilidad de veto total y, por su parte, el congreso puede modificar el presupuesto a su parecer y si rechaza el presupuesto el presidente no tiene margen de acción (2). En resumen, hay un congreso bastante más empoderado que el nuestro.
Relacionado con lo anterior, nuestro sistema electoral tampoco sufrirá cambios. En este tema habría que hacer una cirugía mayor, pero ninguna de las dos coaliciones está con la voluntad de perder el trabajo electoral que han logrado por más de veinte años. Por ello, no tendremos distritos más representativos, las fuerzas minoritarias tendrán dificultad para obtener escaños sin pactos y, por lo tanto, no tendremos mayor competencia para que la ciudadanía tenga más opciones.
Podría mencionar otros cambios necesarios como la elección de intendentes y gobernadores, la iniciativa popular de ley, la posibilidad de revocar mandatos de autoridades incompetentes, entre otras que irían en la dirección de una “revolucionaria” reforma política.
Tanto los avances u omisiones que contenga la reforma serán de responsabilidad del gobierno y oposición. Sin embargo, mientras el gobierno tiene grandes facultades de llevar a cabo su plan de gobierno y de mantener el statu quo en temas que le interese; una oposición, más amplia y menos anquilosada, de cómo la vemos en el congreso, tiene la oportunidad de renovar sus ideas y de comenzar a exigir mayor rendición de cuentas por parte del gobierno, mayor descentralización en la toma de decisiones y un sistema electoral más representativo.
Los ciudadanos necesitan una mejor reforma política.

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Referencias y visitas
(1) y (2) Mark Payne, entre otros. La Política Importa, página 256.

FELICIDAD NACIONAL: Entre 6 países sudamericanos Chile es penúltimo en un sondeo de felicidad

Marcelo Duque D.
Son las siete de la tarde bajo la capa invernal santiaguina. El aire funesto, los inmuebles grises que se alzan y los buses-gusanos que mueven a las pobres caras de zombis, todo esto hace recordar ciertos paisajes «modernos»; un mosaico entre Matrix, el 1984 de Orwell, y El Hombre de multitud de E. A. Poe. Ante esto, el plato esta servido y caben dos opciones: o nos tragamos la mierda o lo lanzamos – la mierda, el plato, los cubiertos, y el local entero – con fuerza en la cara del dueño. Ese será nuestro dilema.

De pronto es chocante saber que entre 6 países sudamericanos Chile es el penúltimo en un sondeo de felicidad (según un estudio por Cimagroup, 2006). Está claro que influye el clima y nuestra cultura de sureños latinoamericanos, pero es evidente que los niveles de felicidad responden a nuestra condición de ciudadanos de poca monta y de un porvenir incierto, un evidente par diabólico.

Decir “no me interesa la política” me parece un suicidio rasca, que es lo mismo entregarse al destino de los otros (los dueños de la factoría), o comerse indignamente el platito de mierda. Creo que la “política” o mejor dicho “el motivo político” no solo se manifiesta en el campo de la conciencia, también opera en los ánimos y en los cuerpos. El enlace entre el mal estar personal y la idea de reMover las cosas colectivamente es y ha sido históricamente, una fibra maestra de toda transformación social.

La FELICIDAD NACIONAL es nuestra meta, una urgencia POLÍTICA.

33 Mineros: ¿Es Cercania lo de la Derecha Chilena a los Trabajadores?

por KROK

Con un lenguaje no típico de un inversionista, Sebastián Piñera ha producido un cambio comunicacional de cercanía con los trabajadores, resulta raro escuchar de un representante de la derecha un «nunca mas«, resulta raro verlo ocupando el heroico rescate con un lenguaje tan cercano y simple. Si sumamos esto a la ganancia de la UDI en sectores populares, vemos una guerra declarada en franca disputa de los sectores desposeídos y eternamente desplazados, entre una nueva derecha en lo medial y una derrotada concertación mas silente que nunca.
Gran preocupación debe tener la oposición ante la nula posibilidad de contrarrestar el éxito del plan de rescate, que muestra un Estado rápido, eficiente y cercano, y por sobre todo que alimenta el chovinismo de un pueblo que quiere mostrarse grandioso, aunque por dentro se mantenga la inseguridad laboral en recaudo de los intereses comerciales del empresariado chileno. Sólo la espera y el entibiamiento mediático permitirá una baja en los bonos del gobierno, las criticas a la sobre exposición de Piñera serán meros estertores de política a corto plazo y sólo la imposición de una agenda profunda con temas potentes y populares permitirá desenmascarar a la derecha empresarial.
Temas como, reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, nacionalización del agua, leyes laborales, sistema binominal, inscripción automática, píldora del día después, reforma educacional, impuesto a las grandes empresas y la autoimpuesta seguridad laboral, permitirán volver a un debate donde la oposición podría revalidar la necesidad de reconocimiento popular.

Imagen: El fantasma Intocable de Bachelet

por KROK
Como le pesa al gobierno la imagen, que preocupados han estado el último tiempo de ella, si algo cuidó la Concertación en sus 20 años de gobierno fue lo mediático. Resbalaron robos, coimas y malas practicas políticas ante presidentes a veces fomes pero con una imagen aceptable y correcta. A tanto llegó todo ello, que Michelle Bachelet se presenta como un fantasma que merodea La Moneda asustando a cuanto asesor y al mismo Piñera. La primera reacción – natural – fue llamar a los fiscalizadores a exorcizar La Moneda como una suerte de caza fantasmas, ante esto, la flacuchenta Concertación salió a defender lo único que tiene: el maternal apoyo de Chile a su ex presidenta. Vale decir que el caso Bielsa fue manejado de manera tal que el único perjudicado fue Sebastian Piñera al punto que la misma derecha se genera críticas respecto al manejo de Ena Von Baer en la Secretaria General de Gobierno. Necesita cambios o no el actual gobierno, será un asunto a resolver, yo agregaría que sólo le falta saber manejar el silencio.

Mas cerca, mas lejos: Un dilema presidencial.

por KROK
Seguramente la necesidad de Sebastian Piñera de ser un presidente cercano a la gente ha jugado en su contra, el tratar de imponer una sintonía con el pueblo le saca la cuenta, el creer que la gente respeta mas a quien es como él, lo ha mermado, todo esto,dentro de muchas razones se debe a la capacidad camaleónica del presidente, no mentiría al indicar que lo hemos podido ver de: enfermero, chofer de vehículos varios, carpintero, militar, minero, vendedor de hortalizas, empaquetador, sirviendo comida, futbolista, hincha y humorista. Todo lo anterior genera que cuando se habla de aquella persona que dirige el país, se la denomine de este señor o este empresario y no de presidente, en una clase de «no respeto» a la autoridad presidencial y claramente al tratar de ser pueblo lo ha llevado a un estatus complejo y difuso. He escuchado permanentemente que una culpa mayor la tendría el equipo asesor de la presidencia, yo me permitiría decir que sólo es el fiel reflejo de la mirada del patrón acercándose a su peón para saber en que se gasta su sueldo y esa mirada por mas que se oculte, perdurará como ley universal.

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