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Mapuche

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¿Mapuche o Mapache?: Contra el Genocidio Estadístico del Censo 2012

por Pedro Cayuqueo
Cada vez que escribo “mapuche” en Word, el corrector automático de ortografía me pregunta si tal vez no quise escribir “mapache”. Y no me deja tranquilo hasta que seleccionó la opción “Omitir”, porque por más que “Agrego al diccionario” la opción correcta, un complot microsoftniano anti-mapuche la hace desaparecer al instante. Y tan solo minutos después, dale Word con el “mapache”.
Algo por el estilo es lo que pretende hacer el INE, Instituto Nacional de Estadísticas, con nuestro pueblo en el próximo Censo 2012. Específicamente en lo que se refiere a la “adscripción étnica” de los encuestados. Si bien el INE se encuentra promocionando una Consulta Nacional para recibir “sugerencias” respecto del tenor de las preguntas censales – en cumplimiento a regañadientes del Convenio 169-, lo cierto es que ya pareciera estar claro el derrotero de la principal. Así se desprende al menos de la propuesta del gobierno.
“Pregunta 22. ¿A cuál de los siguientes pueblos indígenas pertenece?. 1.1 Mapuche. 1.2 Pehuenche. 1.3 Lafkenche. 1.4 Huilliche. 1.5 Huilliche – Chilote. 2. Aimara. 3. Rapa Nui o Pascuense. 4. Atacameño. 5. Quechua. 6. Colla. 7. Diaguita. 8. Kawashkar. 9. Yámana o Yagán. 10. Ninguno de los anteriores”. Nada que opinar de las opciones 2 a la 9. Sin embargo, en el caso mapuche la pregunta no puede ser calificada sino como un pésimo chiste. ¿Qué es eso de pueblo indígena “Pehuenche”, “Lafkenche”, “Huilliche”… ¡“Huilliche-Chilote”!? Para quienes, ya sea por ignorancia o por haber leído demasiado los libros de Sergio Villalobos, no lo sepan, tales denominaciones en absoluto dan cuenta de pueblos distintos del Mapuche. Hablamos de identidades territoriales, gentilicios que dan cuenta de miembros de un mismo pueblo pero que habitan en la cordillera (pehuenche), en la costa (Lafkenche) o en la zona sur (Huilliche). Es decir, denominaciones geográficas que si bien implican variaciones lingüísticas y particularidades culturales, no dejan de tener como matriz una identidad mapuche tan obvia como el merken.

¿Quién les dijo a las luminarias del INE que se trataba de pueblos indígenas diferentes al mapuche? Sospecho que nadie. Pero la oportunidad resultaba demasiado tentadora. Ya el Censo del 2002, vía pregunta igualmente capciosa, había eliminado de un plumazo más de 300 mil mapuches (Censo 1991: 932.000 mapuches / Censo 2002: 604.349 mapuches). ¿Por qué entonces no repetir y sobre todo, mejorar la fórmula? En lo personal y por qué nací en la costa de la mal llamada Araucanía, ¿debería optar el 2012 por la opción “Lafkenche”? Ridículo para mí. ¿Pero será igualmente ridículo para los miles de mapuches que viven por esos lados y que –de buena fe- pueden no captar el trasfondo político de la pregunta censal? ¿O aquellos que viven en la zona cordillerana? Mientras menos población mapuche exista, menos pesaremos en las políticas públicas y en la agenda de las élites. Esa es una verdad del porte de un buque. Y en un gobierno adicto a las encuestas y los “datos duros”, el panorama se vislumbra negrísimo.
El año 2002, tras conocerse los resultados del polémico Censo, voces mapuches denunciaron un “genocidio estadístico”. Si aquello fue un genocidio, lo que se viene bien puede ser catalogado como un “holocausto”. Ojo. Aun estamos a tiempo. ¿Por qué no salir al paso convocando a una “Campaña Virtual de Autoafirmación Mapuche”? Dicen que Twitter ha derribado gobiernos en Medio Oriente y expulsado Intendentas y Ministras en Chile. ¿Cómo no va a ser capaz de detener el holocausto censal que se nos viene como Katrina? Todos invitados. Mapuches, chilenos mestizos, caras pálidas y no tan pálidas, europeos residentes engrupidos con “Danza con Lobos”, hermanos peruanos emigrantes, también los mapaches, por cierto. Todos a Twittear para el Censo 2012, #yotambiensoymapuche.
Extraido de The Clinic

Natividad Llanquileo: “Hablar de terrorismo en Chile es una exageración”

por Loreto Soto
La vocera de los presos mapuche que este miércoles cumplen 44 días en huelga de hambre, indicó que la utilización de la Ley Antiterrorista en el juicio de Cañete fue una exageración, ya que las comunidades están impedidas de realizar este tipo de actos por la pobreza en la que están inmersos y por la naturaleza de sus reivindicaciones históricas. 
Un delicado estado de salud presentan los cuatro presos políticos mapuche condenados en el juicio de Cañete, que este miércoles cumplen 44 días de huelga de hambre.
Según informó la vocera de los comuneros, Natividad Llanquileo, en conversación con el programa Corte Editorial de nuestra emisora, los ayunantes ya han perdido 14 kilos en promedio, situación que ha sido absolutamente indiferente para las autoridades, indicó.
En el caso de Héctor Llaitul, sindicado como líder de la Coordinadora Arauco Malleco (CAM), la pérdida de peso ya alcanza los 16 kilos. Y la preocupación de los familiares aumenta pues aseguran que nunca hubo controles médicos para determinar si se habían recuperado de la extensa huelga del año pasado.
Los comuneros iniciaron esta medida de presión para exigir la nulidad del juicio de Cañete que, de acuerdo a lo que constataron diversos observadores internacionales y organismos de Derechos Humanos, pasó a llevar el debido proceso por la aplicación de la Ley Antiterrorista que dio paso a una serie de irregularidades como la presencia de testigos protegidos.

En esa línea, Llanquileo sostuvo que es una “exageración” utilizar esta controversial normativa en contra de los mapuche para acallar reivindicaciones históricas de las que, a su juicio, el Estado no ha podido hacerse cargo.

“Afortunadamente no hay terrorismo en Chile y menos lo va a haber dentro del pueblo mapuche. Estamos hablando del grupo más pobre de Chile y se ha comprobado que no habría forma de hacer terrorismo dentro de las comunidades donde están nuestros familiares”, dijo la portavoz de los presos.
Natividad LLanquileo indicó que la Ley Antiterrorista debería ser derogada porque no sólo se utiliza en contra del pueblo mapuche sino para “acallar cualquier tipo de protesta social” y que podría terminar siendo invocada en las protestas de estudiantes, profesores y distintos gremios.
La vocera de los comuneros recordó además que una de las condiciones para finalizar la huelga de hambre de más de 80 días que se realizó el año pasado era que el Estado dejara de utilizar esta ley en los juicios. Y pese a que, en el caso de Cañete, el Gobierno retiró su participación en la demanda, amparó las irregularidades que se dieron en el tribunal.
“Entendemos que el Ejecutivo hizo su retiro por esta ley en el plazo que dijo, sin embargo, avaló las pruebas presentadas por el Ministerio Público que fueron los testigos secretos, cuyos testimonios  sirvieron para condenar a los comuneros”, precisó Llanquileo.
La representante de los presos mapuche adelantó que continuarán con las movilizaciones a nivel nacional todos los días jueves y comentó que una delegación de familiares, lonkos y machis protestarán en Santiago “para demostrar que esta condena no es en contra de un grupo de personas sino de todo el pueblo mapuche”.
Extraido de radio.uchile.cl

Aseguran que Chile no Respeta los Derechos de los Niños Indígenas

por Katia Miranda
La académica y experta en educación intercultural de la Usach, Elisa Loncon, aseguró que Chile sigue discriminando a los pueblos originarios. De paso, advierte que las políticas públicas en este tema, son «racistas».
«Hay mucha indiferencia e ignorancia por parte del gobierno chileno respecto a la niñez indígena, hay una falta de atención y no sólo en la zona de conflicto, en la Araucanía, sino en todo el país». Así lo advirtió la académica de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Santiago de Chile, Elisa Loncon, experta en educación intercultural, al referirse al Informe sobre Violencia Institucional contra la Niñez Mapuche en Chile que presentaron diversas organizaciones nacionales en Washington ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
La académica del Departamento de Educación de la Usach, asegura que «no se ha focalizado una política pública que libere a la sociedad de la discriminación y el racismo. Faltan acciones de protección, pero también de valoración de la identidad y la cultura de los pueblos originarios».
El informe, entregado el pasado 25 de marzo y que conllevó sesiones de discusión hasta el 1 de abril, concentra datos recabados de violaciones a los derechos humanos de los niños y niñas mapuches en Chile perpetradas por instituciones del Estado como Carabineros y Policía de Investigaciones (PDI). El informe documenta casos de niños y niñas entre 9 meses y 17 años, heridos de balines, asfixiados por bombas lacrimógenas, encañonados con armas de fuego, golpeados, amenazados de muerte por inmersión, tratados de manera degradante, perseguidos, allanados en sus colegios, tratados inhumanamente durante la detención, hostigados, raptados e incluso, da cuenta del homicidio de Alex Lemún Saavedra, de sólo 17 años, el año 2002.
Las anteriores, son algunas de las acciones de violencia institucional que han sufrido niños, niñas y adolescentes mapuches durante los últimos once años.
Es primera vez que un informe de esta naturaleza se presenta en la CIDH, y fue gestionado por la Fundación ANIDE junto con la Red de ONGs de Infancia y Juventud de Chile (ROIJ Chile), contando con el apoyo de Kindernothilfe y Save The Children, y el respaldo de la Red Latinoamericana y Caribeña por la Defensa de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes (REDLAMYC).
La CIDH hará una visita a nuestro país en los próximos meses para recoger datos del Gobierno sobre cuántos menores mapuche han sido detenidos, procesados y por qué motivos.
Llamado urgente
La académica Loncon reitera que «las familias mapuche en territorio militarizado son constantemente investigadas, allanadas y hostigadas en sus casas. Esta situación de violencia, aunque no fuera directamente, al niño lo afecta y perjudica causando daños irreparables, por eso el llamado es a que el Estado chileno se haga urgentemente cargo, ya que está en falta con su país y con todos los tratados internacionales sobre derechos humanos».
La experta en interculturalidad, recordó el caso de la niña Vania Queipul, estudiante mapuche de 15 años, que sufrió en 2010 la detención al interior de su establecimiento educacional en horas de clases, por ser aparentemente responsable del delito de daños simples, consistente en lanzar una piedra al edificio del Ministerio Público de la ciudad de Collipulli. «Esta niña fue procesada e investigada y aunque finalmente salió sin cargos, la trataron como delincuente, la expusieron como conflictiva ante sus compañeros y profesores, pero ¿quién repara eso?», puntualizó la académica.
Para Elisa Loncon es esencial que el Estado garantice a las y los niños indígenas lo estipulado en el artículo Nº 30 de la Convención de los Derechos del Niño (1989), que indica: «Es derecho de los niños que pertenecen a minorías o a poblaciones indígenas tener su propia vida cultural, practicar su propia religión y emplear su propio idioma» .
Por otro lado, a su juicio «los medios de comunicación reproducen la discriminación y la poca valoración social de los pueblos en la entrega de información, muestran a los indígenas en condiciones de violencia, radicalizados, no dejando ninguna opción que la asimilación forzada, la integración», enfatizó Loncon.
«Es necesario cambiar esta práctica, de ahí la importancia que la legislación chilena se ajuste a los tratados y convenios internacionales, que protegen a la niñez indígena, su integridad humana, su cultura y lengua. No es justo que a nombre del progreso y de los intereses económicos de los más ricos, entre ellos de las forestales, se maltrate a la infancia más vulnerada; esto habla muy mal de nosotros como país», subrayó Loncon.
De este modo la académica de la Usach sostiene que el pueblo mapuche y los pueblos indígenas en general, deben «recuperar los derechos políticos que les competen en cuanto a pueblos», porque el tema de fondo no es sólo económico, es político, de participación en la toma de decisiones y también de valoración y aceptación, por parte de la sociedad de sus diferencias culturales y lingüísticas. Este país debe pensarse y construirse con la diversidad de pueblos existentes; y aquí estamos en deuda con los pueblos indígenas», puntualizó, finalmente, la profesora Loncon.
Extraido de usachaldia.cl

BBC Mundo / Mapuches: la "resistencia" más antigua de América Latina

por Valeria Perasso

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Son la resistencia de más larga data de América Latina. 
Casa en Temucuicui. Foto: Valeria PerassoLos mapuches enfrentaron con ferocidad al conquistador español y, más de cinco siglos después, siguen en pie de guerra reclamando lo que consideran propio: las tierras de sus ancestros, hoy en manos del Estado, particulares o empresas privadas.
En Chile, los mapuches fueron dueños de unos 100.000 km2 del territorio y, en el devenir de la historia, quedaron confinados en sólo 5.000 km2, un 5% de lo que tenían. Su batalla, entonces, es por recuperar las tierras perdidas.
El enfrentamiento por demanda de este pueblo, la etnia originaria más numerosa del país, ha recrudecido en las últimas décadas.
El conflicto muestra una grieta en la sociedad chilena y, para algunos, es una mancha negra en materia de defensa de los derechos humanos.
La década que acaba de terminar dejó tres jóvenes activistas mapuches muertos, junto a 40 actualmente detenidos, otra veintena con causas judiciales en marcha y 400 inculpados en torno al conflicto, según distintas organizaciones sociales.
¿Cuál es la solución? Opinan los protagonistas del conflicto   
Zona Caliente
Para el investigador chileno Eduardo Mella, los mapuches son presa permanente del illkun: un estado de ira que, lejos de ser irracional o intempestivo, tiene fundamentos y razones históricas. Mapuche, en lengua mapudungun, no significa otra cosa que»gente de la tierra».

La rabia mapuche ha cobrado distintas formas. De la toma simbólica de predios privados a la reciente huelga de hambre de 88 días en las cárceles que alojan militantes comunales.
El expresar su ira también los ha llevado a los estrados judiciales acusados de crímenes como presuntos atentados contra latifundistas y funcionarios o quemas de camiones y haciendas.
Es al sur del río Bío-Bío donde el conflicto chileno-mapuche tiene su epicentro: en la región de la Araucanía, la etnia representa un tercio de la población total. Ésta es también la principal zona de explotación forestal del país y la del mayor índice de pobreza, que alcanza al 27% de los habitantes.
Un dolor inexplicable
Para llegar a la comunidad de Temucuicui Autónoma, hay que seguir la ruta hasta que el asfalto se pierde y el sendero se vuelve casi intransitable. Hay que tener, también, el visto bueno de los dirigentes comunales, que viven en estado de alerta tras la seguidilla de allanamientos que han hecho las fuerzas de seguridad, en busca de pruebas y sospechosos de atentados incendiarios.
«Siento un dolor que no sé cómo explicarle», le dice a BBC Mundo Lucía Cayul Queipul, que acaba de regresar de una audiencia judicial en la que le negaron la libertad provisional a su hijo. De sus siete hijos, seis han pasado por la cárcel.
«Nosotros asumimos esto que nos toca como parte de un proceso, por venir reivindicando derechos territoriales, culturales y políticos que el Estado nos ha tenido negados y pisoteados. Hemos alzado la voz, pero no somos responsables de los delitos que dicen, eso es parte de una persecución», afirma Jaime Huenchullán, quien estuvo preso y vivió en la clandestinidad pero hoy, tras un juicio y una absolución, está de vuelta en Temucuicui.
El tiempo que dedican a la lucha por los peñis (hermanos) presos, dice, no les deja tiempo para nada y la falta de empleo se está cobrando cuentas en el bienestar de la familia. Una caseta destartalada que huele a madera vieja, unos pocos cerdos y unas gallinas dan cuenta de ello: es todo lo que tienen.

Divididos

Manifestación mapucheNo todos, sin embargo, están alineados en el activismo. De hecho, Temucuicui Autónoma se escindió de su vecina, Temucuiui Tradicional, por desacuerdos en los métodos y las formas.
«Los mapuches siempre hemos sido atropellados por el Estado, eso es así, pero ya necesitamos la paz. Al final son sólo unos grupos los que hacen cosas de delito, nosotros no queremos más eso porque nos señalan a todos», protesta Olga Huichacura, quien decidió viajar a Temuco para participar en la marcha «Araucanía Unida por la Paz».
La división de esta comunidad, una entre las 3.000 que se sitúan en los alrededores de Temuco, es un ejemplo a pequeña escala de lo que ocurre entre los mapuches: un pueblo de múltiples voces, sin una jerarquía única, en el que hay espacio para distintas líneas de pensamiento sobre cómo deben darse los reclamos por la tierra y la identidad.
Unos eligen la intransigencia, otros aceptan alguna forma de diálogo con el mundo huinca, como llaman los mapuches a los no indígenas. El huinca es el blanco: el empresario, el terrateniente, el funcionario. Curiosamente, la traducción literal del mapudungun es «ladrón».

«Cosas Atroces»

Del otro lado del sendero maltrecho por el que se accede a Temucuicui, los campos de la familia Urban también son un emblema de esta lucha. La familia, de ascendencia suizo-francesa, se instaló en la zona en 1903 y hoy don René es el encargado de liderar la explotación agropecuaria en cinco fundos de casi 700 hectáreas.

Desde 2001, los Urban denuncian haber sufrido ochenta ataques por parte de sus vecinos mapuches, pese al cuerpo policial que patrulla permanentemente sus terrenos.
«Hemos pasado por cosas atroces, como cuando le quemaron el camión a mi papá y se le quemaron las manos, cuando nos roban animales que degüellan y dejan botados en los caminos… Los niños se dan cuenta, hay que tratar de explicarles que es gente mala no más», afirma, en conversación con BBC Mundo, Héctor Urban, hijo de René y miembro de la empresa familiar.
Según Urban, muchos otros vecinos querrían denunciar afrentas, pero no se atreven. Creen que «por hablar» ellos se han convertido en una suerte de icono del enemigo para los mapuches.
«Los medianos agricultores son las víctimas más desgraciadas, porque viven en los campos con sus familias, ellos mismos los trabajan, y son por eso más vulnerables a los ataques», opina el abogado Carlos Tenorio, quien representa a Urban y otros productores ante los tribunales.

Responsabilidad Estatal

Jaime HuenchullánAsí, tanto los mapuches como los propietarios miran en la misma dirección a la hora de encontrar soluciones: el Estado.
En rigor, la disputa se remonta a más de 130 años, cuando la llamada campaña de Pacificación de la Araucanía -paradójicamente- generó choques con las comunidades originarias y, tras muchas muertes, concluyó con la erradicación de poblados enteros.
«Hemos alzado la voz, pero no somos responsables de los delitos que dicen», afirma Jaime Huenchullán.
El gobierno actual de Sebastián Piñera ha prometido revisar el programa de restitución de tierras, por el que el Estado dispone de fondos para comprar terrenos y entregárselos a los indígenas. El proceso está marcado por polémicas, desde cómo definir cuál comunidad se beneficia hasta el «boom» de precios y la especulación inmobiliaria que se ha dado en la zona en disputa desde que el Estado se convirtió en parte compradora.
«Si la sociedad chilena se ha comprometido a permitir que las tierras indígenas sean ampliadas, nosotros debemos asegurar que el proceso ocurra, pero sin afectar los derechos de los propietarios, que no pueden ser presionados a vender», le dice a BBC Mundo Sebastián Donoso, asesor especial para Asuntos Indígenas del gobierno de Chile.
El gobierno advirtió que quedarán fuera de los subsidios y ayudas todos aquellos grupos sospechosos de recurrir a la violencia, lo que -según analistas consultados por BBC Mundo- podría aumentar las divisiones al interior del mundo mapuche.
¿Hay entonces solución a la vista para el conflicto? Será difícil de alcanzar, dicen incluso los más optimistas. Lo que está en juego, al fin de cuentas, es un recurso finito y valioso: la tierra.

Extraido de BBC Mundo

Los archivos de MapuLeaks

por Pedro Cayuqueo(*)
Impacto mundial han causado las revelaciones del portal WikiLeaks. “La mayor filtración de documentos secretos de la historia”, como la bautizó The Guardian, medio británico que se ha dado un verdadero festín con su contenido. Pero si de desclasificar archivos se trata, ¿por qué no partimos por casa? Sepan que existen pasajes históricos que de llegar a ser “desclasificados”, desnudarían por completo el racismo decimonónico de las elites chilenas respecto de los mapuches, por ejemplo. De muestra un par de botones. Antes de que Temuco fuera Temuco (1881), chilenos y mapuches se relacionaban de manera comercial y sobre todo diplomática. Se trataba en los hechos de naciones distintas y, a diferencia de nuestros días, así lo reconocían incluso hasta en La Moneda. ¿No me cree? “Me resta hablaros de nuestras relaciones con las potencias extranjeras. Y tengo la satisfacción de deciros que los combates con las tribus del Sur en la primera época de mi administración, y la guerra contra la Confederación Perú-boliviana, han sido las únicas interrupciones de la paz exterior en el espacio de diez años”. Palabras textuales de José Joaquín Prieto, en su Mensaje Presidencial del 18 de Septiembre de 1841. ¿Los mapuches potencia “extranjera”? ¿Interrupciones a la “paz exterior”? Mucho antes que Prieto, el propio O’Higgins, siendo Director Supremo, calificaba y reconocía a los mapuches su soberanía como un Estado. La carta está fechada el 13 de marzo de 1819. “Araucanos, ya no os habla un Presidente siervo del rey de España; os habla el jefe de un pueblo libre y soberano, que reconoce vuestra independencia, y está a punto a ratificar este reconocimiento por un acto público y solemne, firmando al mismo tiempo la gran Carta de nuestra alianza para presentarla al mundo como el muro inexpugnable de la libertad de nuestros Estados”. ¿”Vuestra independencia”? ¿”Nuestros Estados”?
A estas alturas puede que se pregunte por qué nadie le habló de esto en la escuela. Sirva de consuelo que a ningún mapuche tampoco. Y es que la historia, como siempre, no la escriben precisamente los de abajo. En el caso chileno, ese honor le correspondió en el siglo XIX a gente como Benjamin Vicuña Mackenna, Diego Barros Arana, Miguel Luis Amunategui y Crescente Errázuriz, entre otros historiadores con vinosos nombres de actuales calles y avenidas. Si un delito consta de autores materiales e intelectuales, este último rol lo jugaron los cuatro y sospecho de bastante buena gana. ¿Los mapuches una nación organizada, con una avanzada estructura social y una economía ganadera y textil pujante? Pamplinas, escribirían y casi al unísono. Hacia 1860 y silenciados los inoportunos discursos de Prieto y el propio O’Higgins, la orden del día no era otra que retratar al mapuche como un bárbaro y un salvaje sin dios ni ley. “La lucha de los araucanos contra sus invasores era en realidad la de la barbarie contra la civilización”, escribió Amunategui en “Los Precursores de la Independencia de Chile”. Barros Arana, por su parte, no escatimó en adjetivos para retratar al mapuche como un holgazán y bárbaro salvaje, incapaz de progresar en un vasto territorio “que habría recompensado con creces a un pueblo más industrioso”. Pero fue Benjamin Vicuña Mackenna, el más influyente de todos, quien llegó más lejos en su esfuerzo por falsear la historia. Parlamentario además de académico, todos sus escritos estuvieron dirigidos a legitimar el gran objetivo político de la élite chilena de aquellos años: el sometimiento por la fuerza del mapuche, el saqueo de su base económica y la colonización de extenso y rico territorio autónomo.
El indígena, señalaba el honorable parlamentario en un discurso de 1868 sobre las campañas en Arauco, “no era sino un bruto indomable, enemigo de la civilización, porque solo adora los vicios en que vive sumergido, la ociosidad, la embriaguez, la mentira, la traición y todo ese conjunto de abominaciones constituyen su vida salvaje”. Y ante ello, sentenciaba, lo único que cabía era la “conquista” sin contemplaciones. Huelga destacar que su discurso en el exterior –doble estándar de por medio- distaba mucho de reconocer siquiera la existencia del mapuche. “Los españoles se mezclaron con ellos de tal manera que encontrar hoy día en Chile un indio es cosa poco menos que imposible”, señalaba en 1866 y muy suelto de cuerpo en una conferencia dictada en Nueva York. El mismo camino de la negación transitaría Crescente Errázuriz, quien además de historiador llegaría a ser Arzobispo de Santiago e influyente columnista en la prensa. Consigna sobre su obra Jorge Pinto, académico de Temuco, que Errázuriz “prácticamente escribió una historia general del siglo XVI en la cual casi sus únicos protagonistas son los españoles. Los mapuches aparecen sólo muy de tarde en tarde”. Y colocar a los mapuches fuera de la historia no es sino una elegante forma de decir que nada les debemos, concluye Pinto. Chile país sin indígenas. Chile país de blancos. Chile país sin mapuches. Cuesta creerlo, pero tal absurdo de dichos historiadores perdura hasta nuestros días. Quien lo dude por favor tómese un par de minutos y chequee en televisión la publicidad de Ripley o Falabella. Cuando menos pensará que se equivocó de tanda comercial. O que por tele transportación fue a dar hasta Finlandia. Curiosidades de ayer y de hoy. Parte de los archivos secretos de “MapuLeaks”.
(*): Director de www.azkintuwe.org

Extraido de THE CLINIC 

33 Mineros: ¿Es Cercania lo de la Derecha Chilena a los Trabajadores?

por KROK

Con un lenguaje no típico de un inversionista, Sebastián Piñera ha producido un cambio comunicacional de cercanía con los trabajadores, resulta raro escuchar de un representante de la derecha un «nunca mas«, resulta raro verlo ocupando el heroico rescate con un lenguaje tan cercano y simple. Si sumamos esto a la ganancia de la UDI en sectores populares, vemos una guerra declarada en franca disputa de los sectores desposeídos y eternamente desplazados, entre una nueva derecha en lo medial y una derrotada concertación mas silente que nunca.
Gran preocupación debe tener la oposición ante la nula posibilidad de contrarrestar el éxito del plan de rescate, que muestra un Estado rápido, eficiente y cercano, y por sobre todo que alimenta el chovinismo de un pueblo que quiere mostrarse grandioso, aunque por dentro se mantenga la inseguridad laboral en recaudo de los intereses comerciales del empresariado chileno. Sólo la espera y el entibiamiento mediático permitirá una baja en los bonos del gobierno, las criticas a la sobre exposición de Piñera serán meros estertores de política a corto plazo y sólo la imposición de una agenda profunda con temas potentes y populares permitirá desenmascarar a la derecha empresarial.
Temas como, reconocimiento constitucional a los pueblos originarios, nacionalización del agua, leyes laborales, sistema binominal, inscripción automática, píldora del día después, reforma educacional, impuesto a las grandes empresas y la autoimpuesta seguridad laboral, permitirán volver a un debate donde la oposición podría revalidar la necesidad de reconocimiento popular.

Bicentenario: ¿Chile merece un "irrenunciable" festín?


por KROK

Rumbo al trabajo, observe junto a la carretera una pequeña población cuya construcción liviana no estaba constituida por mas de diez casas. En éstas flameaban vistosas banderas de Chile cuyo color resaltaba a lo desteñido y opaco de sus viviendas. Simplemente me descolocó el patriotismo de estos chilenos que no han sido para nada favorecidos en estos 200 años. ¿A qué deberá esta devoción patriótica, qué fomentará esta iconográfica actitud, será chovinismo, será un ritual de preparación para la hedonista celebración dieciochera o serán los golpes de la naturaleza de este comprimido país – entre océano y cordillera – que nos ha amoldado la identidad? Tal vez es una compleja pregunta para los habitantes de aquellas casas; tal vez estoy alejado de lo simple y me complico tratando de buscar la esencia del alma de la nación. 
Un alma nacional que, entre empanadas y vino tinto, aún enaltece a unas fuerzas armadas que en más de cien años se ha dedicado a matar chilenos y a armarse hasta los dientes para que el vecino le tema. Alma nacional que no empatiza con el pueblo mapuche  y que lo lleva al exterminio cultural, mostrándolo en monedas como sujeto de museo y que desconoce su existencia en la Constitución Política. Un alma nacional individualista, consumista, racista y tantas otras cosas de las que se ha escrito mucho y que son parte de un inevitable lastre social.
Tengo la sincera opinión que a medio Chile y a todos los que no son parte del poder, no les importa estos temas y muchos otros,  pues el alma nacional – dado el apagón cultural de los últimos treinta y siete años – es ignorante y analfabeta. Cual autómata, se actúa de acuerdo a lo que se sabe y, claramente, no se sabe mucho.
Sin intentar ser un agorero del pesimismo y contradiciendo a algunos que han manifestado que no hay nada para celebrar, diría que esta alma nacional tiene cuerpo y este es un pueblo que no tiene culpa de la magra herencia institucional y que merece un «irrenunciable» festín. Es él quien amerita la celebración bicentenaria y no la institución llamada Chile.

Caso Bombas: ¿Comenzará la Cacería de Vestir o Pensar Distinto?

por KROK

Cuando vemos empresas farmacéuticas coludidas para estafar a los chilenos, cuando la justicia, la educación, la salud y el trabajo son discriminativos, cuando una sociedad trata de terroristas a los pueblos originarios, no me será en absoluto raro, ver como jóvenes se alzan y se declaran asistémicos, tampoco será raro el derecho a molestarse, malhumorarse y hasta violentarse a más de algún compatriota. Entonces en vez de prejuiciar a estos noveles anarquistas detenidos, me preocupan las razones que llevan a sus actos y la discriminación que aplicará la sociedad a todo lo que parezca un prototipo anarquista, punk o similar, peor aún tal vez a quien  no comparta el statu quo y pretenda expresarlo. 
Represión en marchas estudiantiles y mapuches en huelga de hambre, temas de los cuales la gente común y desinformada no sabe ni entiende, revelan la nueva forma de gobernar. Si a esto sumamos una oposición preocupada del error e incapaz de posicionar temas relevantes para el país, me permitirá creer que «Si el río suena es por que un piano trae».

Mapuche: Un pueblo bajo la alfombra del Estado Chileno

por KROK

Basta con querer averiguar respecto al problema mapuche y querer tener información de su estatus para darse cuenta de lo poco o nada que exponen los medios tradicionales respecto a este tema. Poco se sabe, que los presos mapuches procesados por la Ley Antiterrorista están sosteniendo una huelga de hambre y su principal solicitud es que no sean procesados por esta Ley, sino por un debido proceso donde puedan demostrar su inocencia. Se manifiestan frente a una ley que ha sido criticada también por varias ONG y la Organización de Naciones Unidas (ONU) y que fue creada por el  régimen de Pinochet en 1984 para la persecución política de sus opositores, para posteriormente ser modificada en 1990 y ser utilizada por los gobiernos de la Concertación con el solo fin de perseguir un eventual pronunciamiento del pueblo mapuche, esta ley que da facilidades y facultades extraordinarias al Estado para que los fiscales efectúen allanamientos y detenciones por tiempos prolongados – en algunos casos más de un año- antes de que sean procesados. Todo lo anterior permite aseverar que estamos frente a reales presos políticos de un Estado racista  y que convierte en terroristas a las comunidades que reivindican sus derechos ancestrales. Y mientras en nuestro Chile, el gobierno y los medios están mas preocupados de los presos políticos cubanos, pues esto sustenta su idiología neoliberal, otra vez nos damos cuenta todo lo que falta por hacer e informar respecto al tema mapuche, el desconocer nuestra raza y cultura originaria será construir un puente sin cimientos, lo primero por hacer es suprimir la aplicación de la Ley Antiterrorista del Estado y el reconocimiento constitucional de los pueblos originarios.

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